martes, 24 de junio de 2008

Mi tierra, El Perú

La costa, el desierto,
arenas interminables,
lijar en las alas del viento.
Serpientes de oro que corren hacia el Pacifico.
Las papayas, las paltas, las chirimoyas,
el turrón de doña Pepa,
la mazamorra morada,
el cebiche, los anticuchos y buñuelos.
El vals, la marinera, y el landó.

La sierra, los andes,
montañas de picos nevados,
La mamapacha, el quechua y el aymará.
Andenes, fortalezas y chulpas.
La papa, la quinua, la oca.
La vicuña, la alpaca, la llama y el guanaco.
El charqui, el chuño y el cañiwuaco
El capulí y el zancayo.
El huayno, los Sicuris, la Kullaguada y Etc.

La madre selva,
celosa cuidante de sus criaturas.
Árboles abuelos,
pulmones del mundo.
Costumbres de antaño
que se viven hoy.

Generación moderna,
automóviles, aviones,
teléfonos, computadoras.
¡Oh mi amado Perú,
que Santa Rosa y San Martín de Porras
intervengan por tí!
!Oh, Señor de los Milagros,
protege tus hijos peruanos!

Maria Fischinger, Chicago @2005

jueves, 19 de junio de 2008

Incapacitada

Era sangre de su sangre y carne de su carne; tan pequeña, tan dependiente de otros y ella sabia que no estaba en condiciones para darle los cuidados necesarios.
Las facciones y tez de la pequeña le recordaban a los asaltantes que encontró en una esquina. Volvía a revivir los insultos, los golpes y con mucho esfuerzo bloqueaba el resto para no hundirse en la desesperación. Una mano le apretaba la boca del estómago y sollozante comenzaba a temblar incontrolablemente.
Su madre y su hermana se habían turnado para cuidar a la pequeña, pero hacia unos días que tuvieron que reanudar su vida y ahora ella se encontraba sola con la recién nacida. Se repetía que la pequeña era inocente de toda culpa, que su corazoncito había palpitado dentro de su cuerpo.
Se prometió que mañana la atendería; hoy no, hoy como ayer no podía hacerlo. Cerró la puerta para no escuchar el llanto y se metió en la ducha. Estuvo mucho tiempo como acostumbraba desde aquel día del asalto. Deseaba que el agua se llevara sus recuerdos. Tomó unas pastillas para ayudarla a dormir a pesar del lloriqueo. La precaución ya no era necesaria, el llanto cesó para siempre.



Maria Fischinger@ 2008 - Chicago

lunes, 16 de junio de 2008

otoño

La isla de Bled en otoño - Foto de Tomaz Fischinger



Seria tarde, ¿no ves?
¡Qué hoy me ponga a trabajar,
no podría cosechar!
¡Es mi otoño,
y el invierno no tarda en llegar!
Labré, sembré y sudé
por el mañana que es mi hoy .
¡Mi ayer lo invertí en hoy!
Se escaparon mis días.
Mis afanes están al fin.
Ya no pienso en mañana,
ni en planear lo que vendrá.
Concluida la carrera.
Apagándose la antorcha
y mi barco por llegar
a las playas del destino.
¡Cuántos planes! ¡ Cuántos sueños!
Hoy solo canto,
por el ayer,
porqué estoy.
porqué soy.
por lo que me resta del mañana…
¡Qué no se si lo tendré!

Maria Fischinger @ Eslovenia 2006

Un bosque en otoño, foto de Thomaz Fischinger